sábado, 25 de febrero de 2017

LAS PROPUESTAS


En el interior de la ciudad existen edificaciones industriales capaces de compartir su espacio vacío con la misma. Edificios con un marcado caracter industrial pero apenas ocupados por la evolución tecnológica, los equipos cada vez mas pequeños y compactos, en definitiva... ¡casi vacíos!








En la periferia, una propuesta brutalista, caragada de simbolismo, de elegancia, de contundencia, cargada de hormigón!



viernes, 17 de febrero de 2017

THE "FOUND" & THE "AS FOUND"

Lo “así hallado” y lo “hallado”  Alison y Peter Smithson  1990




Visto desde finales de la década de 1980:
Lo “así hallado”, donde el arte consiste en recoger, dar vuelta y poner cosas juntas…
y lo “hallado”, donde el arte consiste en el proceso y en el ojo alerta…

Retrospectivamente… Lo “así hallado” en arquitectura:
En arquitectura, la estética de los “así hallado” fue algo que creímos nombrar a principios de la década de 1950, cuando conocimos a Nigel Henderson y vimos en sus fotografías un reconocimiento perceptivo de la realidad alrededor de su casa de Bethnal Green: juegos infantiles dibujados en la acera, repetición de un “tipo” en las puertas usadas como vallados de los solares, cosas entre los escombros de los solares bombardeados, como la típica bota vieja, montones de clavos, fragmentos de sacos o mallas metálicas, etc.[1] ¿Cómo nos inspiran los taxis amarillos de Nueva York, las minúsculas mesas de París o la espantosa loseta prefabricada de las aceras de Madrid? Sin duda forman parte de la idiosincrasia, de la forma de vivir, de la estética de las ciudades, todas tienen algo que las define como particulares. La cuestión es cómo se cambia eso o si es necesario cambiarlo. Además, es importante saber que aportan estos elementos existentes de la ciudad a los nuevos desarrollos urbanos o constructivos. Si no aportaran nada estos elementos, ¿Cómo podríamos distinguir una ciudad de otra en el otro extremo del planeta?
Cuando nos propusimos la tarea de repensar la arquitectura a principios de la década de 1950, con lo “así hallado” nos referíamos no sólo a los edificios adyacentes, sino también a todas las huellas que constituyen recordatorios en un lugar y que deben leerse averiguando cómo el tejido construido existente del lugar ha llegado a ser lo que es. De ahí nuestro respeto por los arboles añejos como los estructuradores existentes de un solar donde el edificio es el nuevo por llegar… a medida que la arquitectura empieza a pensarse, su ideograma debería verse afectado por lo “así hallado” de manera que lo convierta en algo específico del lugar. ¿Cómo podríamos pensar que somos los poseedores de la verdad, con el poder suficiente para desestimar todo aquello que nos rodea? ¿es necesario? ¿seguro que no vale nada? ¿se trata de gastar por gastar? En realidad, gran parte de los elementos de construcción se reaprovechan. Parte del acero de la destrucción de las torres gemelas del World Trade Center fue refundido y vuelto a utilizar en la India. Pero no solo se trata de eso. Como leeremos más adelante todos los elementos que se utilizan en el desarrollo de las urbes y de las construcciones llevan detrás un proceso de diseño y de fabricación. Se ha mencionado ya en innumerables ocasiones lo que ha supuesto la destrucción de la casa Guzmán del arquitecto Alejandro de la Sota cuya única justificación para dicha destrucción era económica. Surge este nuevo parámetro que entra a jugar en este maremágnum de fórmulas que definen nuestro trabajo. Y si cabe es, para la mayoría de la gente, ¡el parámetro más importante!
De este modo, lo “así hallado” fue una nueva mirada sobre lo ordinario, una apertura a cómo las “cosas” prosaicas podían revitalizar nuestra actividad creativa, un reconocimiento que se enfrenta a cómo era en realidad el mundo de la posguerra, en una sociedad que no tenía nada. Uno trataba de agarrar lo que había, cosas antes impensadas… A su vez, esto influenciaba forzosamente – como se ve en la capa de pintura blanca que “renovó” el barco, 1957- el modo en que lo nuevo revitalizaba el tejido existente. ¿Podemos alcanzar nuestros objetivos a través de la restauración o el reacondicionamiento? ¿es posible el “diseño propio” adaptado a un “diseño propio” realizado por un tercero? ¿Cómo respetar el “diseño propio” de alguno de nuestros colegas?, ¿es posible en todos los casos? En ciertos casos es una obligación, pero ¿Cuál es el límite de la actuación? Es decir, como podemos saber cuál es el listón de estas actuaciones. No soy especialmente partidario de incluir restos, por ejemplo, de botellas de plástico en el proceso constructivo. Aquí aplico mi sentido estético y de funcionalidad que a lo mejor me ciega desde un punto de vista objetivo.
Nos preocupaba entender los materiales por lo que eran: lo “maderoso” de la madera[2], lo “arenoso” de la arena[3]. Esto se vio acompañado por un rechazo a lo simulado, como los nuevos plásticos de la época: impresos y coloreados para imitar un producto anterior con materiales “naturales”. Un rechazo de ciertas mezclas, en particular con la tecnología, como la que por ejemplo se da en el salpicadero de nogal de un coche. Nos interesaba ver cómo las cosas podían convivir con la tecnología llegando a todo y a todos, Previmos que ocurriría una reevaluación general de valores, puesto que leímos en profundidad las imágenes-aspiración que ofrecían las revistas, el enfoque de la sociedad de consumo. ¿Qué se pierde con estas simulaciones?, ¿se gana algo “copiando” lo existente?, ¿que se gana con nuestras intervenciones?, ¿Nos damos cuenta del poder que tenemos?, ¿asumimos los resultados de nuestros proyectos, para bien o para mal? Igual que se habla de lo maderoso y de lo arenoso, podríamos hablar de lo “plasticoso” o de lo “platinioso”, con los que se consiguen texturas agradables sin necesidad de que imiten lo antiguo. Nunca se van a conseguir a través de las imitaciones las sensaciones reales. Cada material provoca unas difíciles de explicar, pero importantísimas. Hablamos de sensaciones de textura, color, transmisión de temperatura, transmisión de la luz, del sonido. Muchos olvidan que pasa con estas sensaciones e incomprensiblemente no las aplican en los procesos de diseño, no le dan importancia. Creo muy importante dedicar un poco de tiempo en entender cómo funcionan estos aspectos, estos parámetros en tus diseños.
Nuestra respuesta a la década de 1940 – para nosotros, “diseño” era una palabra tabú- nunca pretendió ser negativa. Al “posicionarnos” rechazamos las actitudes literales y literarias entonces en boga, pero para nosotros demasiado simples, representadas por los escritos de Herbert Read para los intelectuales de inclinación socialista. Éramos la generación que se desligaba de la política puesto que ésta ya no era apropiada para nuestras necesidades. La nuestra era una actividad intelectual, que implicaba un interés por la “alfabetización” en el lenguaje de la arquitectura. Trabajábamos con la fe puesta en que el edifico en proceso gradualmente revelaría sus propias reglas para su forma requerida. ¿No debemos tener cuidado con el concepto de aleccionar a los “incapacitados arquitectónicos” ?, ¿estamos nosotros capacitados?, ¿la arquitectura es de los grandes maestros o “todo vale”? no vale la pena entrar a discutir sobre la calidad de las construcciones que inundan gran parte de los pueblos y las ciudades que conocemos con un muy escaso valor arquitectónico o de diseño. Sin embargo, no cabe duda de que nuestra formación y nuestra preparación nos habilita para realizar estos trabajos para los que sin duda estamos preparados, aunque deberíamos ser conscientes de que es nuestra obligación respetar todos los parámetros que afectan a nuestras actuaciones. Aquí hay demasiado debate y sin duda interminable.
La estética de lo “así hallado” alimentó la invención de la “estética aleatoria” de todos nuestros ideogramas, diagramas y teorías del cluster, que llevamos primero al CIAM 9 en Aix-en-Provence,  

    
después a La Sarraz y finalmente al CIAM 10 en Dubrovnik.


Entre ambos congresos se pretende establecer la diferencia entre el hábitat en su contexto material y su contexto espiritual, consiguiendo de esta manera modificar las estructuras de la sociedad. ¿Qué importancia tiene este último contexto? Al final el arquitecto hace arquitectura en función de sus inquietudes o sensaciones, de sus experiencias y vivencias ¿Son estas comunes al resto de las personas? ¡Es que no se puede contentar a todo el mundo!

Lo “así hallado” en exposiciones:
Nigel Henderson, conjuntamente con nosotros y Eduardo Paolozzi, fue parte del cuarteto que manifestó un aspecto intelectualmente diferente del Independent Group. Esta diferencia – incluso cierto aislamiento- puede verse en nuestra exposición Parallel of life and art de 1953, que, aunque fue montada en la sala delantera del Institute of Contemporary Arts (ICA), no tenía nada que ver con Independent Group, que se reunía también en dicha sala. Durante el planeamiento, el desarrollo y la ejecución de la exposición, nuestros encuentros con Nigel y Eduardo fueron tremendamente divertidos, en particular en lo que se refería a juegos de palabras y referencias comunes[4]. Los valores que compartíamos –no tener que decir de nuevo lo que había dicho adecuadamente su “inventor”- daban cuerpo a una sensación de continuidad con aquellos del período heroico de la arquitectura moderna, la cual fluía a través de Nigel: el Bloomsbury Group, el París de las décadas de 1930 y 1940, Marcel Duchamp, la primera época de Jean Dubuffet, y así sucesivamente……
Igualmente, nuestro Patio and Pavilion de 1956 no tuvo absolutamente nada que ver con el Independent Group, sino que formaba parte de la exposición This is tomorrow que surgió de una serie de encuentros en el estudio de Bill Scott en Charlotte Street -¿la cola del Euston Road Group?- y tenía que ver con una vaga creencia inglesa, que habíamos heredado, de que las artes debían volver a colaborar entre sí como en el renacimiento. Los debates iniciales, con la gente amontonada de un modo maravillosamente eduardiano, fueron largos y acalorados. El lugar cambió una vez al estudio del piso superior adyacente cuando aumentó la asistencia; el personal cambió dramáticamente y casi todos los fundadores se fueron. Nosotros seguimos con los debates –al igual que John Weeks y Erno Goldfinger, quienes habían sido los artistas elegidos desde un principio-, cuando apareció Theo Crosby, quien se prestó a organizarlos y reunió a todos los arquitectos que conocíamos, incluyendo a Michel Pine (que trabajaba con yeso), de modo que cada grupo tuvo un arquitecto. Si Catleugh participó quizá fue gracias a Theo.



La exposición This is Tomorrow  en la Whitechapel Art Gallery fue posible sólo gracias a la disposición de Theo a organizarla; su cargo en la revista Architectural Design nos brindó los contactos necesarios, dado que nadie tenía dinero. Nuestro Patio and Pavilion respondía a nuestro propio “programa”, ofreciendo una declaración categórica sobre otra actitud de “colaboración”: el “aderezo” de un edificio, su lugar, mediante el “arte de habitar”. Nuestra posición en la codiciosa sociedad consistía en ofrecer un cobijo un recordatorio de otros valores, de otros placeres[5], a medida que ésta empezaba a tomar impulso. Con la cubierta transparente del pabellón diseñado para exponer la disposición que Nigel hizo de lo “así hallado”, la superficie de arena del patio elegida (en última instancia) para acoger los arreglos de tejas y objetos de Nigel y Eduardo, las paredes reflectantes, compuestas para que incluyeran a cada visitante como un habitante, el “arte de lo hallado”, se puso de manifiesto. La completa confianza de nuestra colaboración se comprobó cuando nuestro Patio and Pavilion fue construido de acuerdo a nuestros planos y “habitado” por Nigel Y Eduardo en nuestra ausencia, mientras estábamos de camping de camino al CIAM de Dubrovnik.



This is tomorrow resultó ser la última manifestación conjunta que el cuarteto hizo de lo “así hallado”. En base a este último comentario, podríamos establecer una conexión entre la forma de tomar posesión de los espacios por parte de las personas que incluso podrían ser profanas en la materia y el concepto de la utilización de elementos comunes que todos conocemos, sabemos utilizar y sabemos integrar en nuestra forma de habitar dichos espacios, en nuestra forma de vivir.







[1] Véase Uppercase, 3, 1961y también el panel presentado en el CIAM 9 de Aix-en-Provence de Alison y Peter Smithson.
[2] Pabellón TIT, pabellón Upper Lawn.
[3] Casa iraquí, Piccadilly.
[4] Sin querer pusimos a prueba nuestros valores al presentarle una persona joven a Nigel Henderson poco antes de su inesperada muerte, y fue maravilloso ver al viejo mago en acción. Esta falta de un humor de “estudio” está terriblemente ausente a fines de la década de 1980: ¿refleja acaso una falta de actividad intelectual?
[5] Algo que estábamos descubriendo a través de otros arquitectos, Max Bill y Jill Howell, en su necesidad de llevarnos a hacer camping de camino al CIAM en Aix-en-Provence.